agosto 31, 2008

EN ESTOS TIEMPOS DIFÍCILES... ¿ES POSIBLE AMAR A DIOS?


Creo que no soy el único que se ha hecho esta pregunta, porque todos, de alguna manera u otra tenemos problemas: económicos al no saber qué será de nosotros en el mañana, de salud si encontraremos el alivio a nuestras enfermedades, en fin, podemos pasar bastante tiempo enumerando todos los problemas, en los cuales, Dios parece no estar con nosotros. Pero debo decir que en esta aparente soledad en la que nos encontramos Él está siempre presente, solo es cuestión de que confiemos en Él y le dejemos actuar.

Yo soy de las personas que no cree en las coincidencias, siempre hay un por qué para todo. El hecho de que yo escriba estas líneas tiene una causa y una consecuencia ¿cuáles? No lo sé, espero encontrarlas pronto. Pero para ejemplificar un poco de que nada es coincidencia platicaré que en el mes de Mayo tuve un examen bastante difícil, pero hubo “algo” que me ayudó, si bien no fue explicándome la planeación de requerimiento de material, lo hizo con una frase que fue una motivación a seguir adelante: “Pero ustedes, jóvenes queridos, que estudian, tienen tiempo para ello, tienen la juventud, la salud, la memoria, la inteligencia: afánense por sacar provecho de todas estas cosas. De sus centros de enseñanza saldrán los dirigentes del mañana; muchos de ustedes llegarán a ser ministros, diputados, senadores, alcaldes, asesores, o bien ingenieros, médicos; ocuparán puestos en la sociedad. Y hoy el que ocupa un puesto debe ser competente, hay que prepararse. El general Wellington, el que venció a Napoleón, quiso volver a Inglaterra a ver la academia militar donde había estudiado y se había preparado; y dijo a los cadetes: «Mirad, aquí se ganó la batalla de Waterloo». Lo mismo les digo a ustedes, queridos jóvenes: se les presentarán batallas en la vida a los 30, 40, 50 años, pero si quieren vencerlas, ahora es cuando hay que comenzar, ahora hay que prepararse y ahora hay que ser constantes en el estudio y en las clases”.

Estas palabras fueron dichas en Septiembre de 1978, hace 30 años por el Siervo de Dios Juan Pablo I, Albino Luciani, el “Papa de la Sonrisa” a quien de por sí ya le tenía una gran admiración. Y precisamente hablando de que las cosas no ocurren nada más porque sí, la vida de este Papa es un claro testimonio de ello porque si leemos su biografía, resultará que es bastante interesante; él mismo definía a las cosas que le pasaban como “designios de la Providencia”, cosas que Dios le tenía preparadas porque sabía que era capaz de hacerlas. Lo mismo pasa con nosotros, el Señor nos da las pruebas que sabe que somos capaces de soportar y de resolver, y muchas veces utiliza instrumentos para hacernos llegar sus decisiones, como por ejemplo, a Albino Luciani la nominación de Obispo en 1959, le llegó porque Juan XXIII conocía bien su trabajo pastoral, y fue lo que usó el Señor para dar a conocer sus decisiones, ya que anteriormente se había propuesto a Luciani para obispo, pero no creían en él; o la experiencia de la enfermedad de los pulmones que enfrentó Luciani y que le permitió retirarse a una casa de descanso donde se encontró con Dios y entendió que su misión era estar del lado de la humanidad que sufre, a semejanza de Cristo. O conmigo, las palabras de Juan Pablo I que me dieron ánimos de esforzarme para ese examen que aprobé satisfactoriamente.

“Amar significa viajar, correr con el corazón hacia el objeto amado (...) Amar a Dios es, por tanto, viajar con el corazón hacia Dios (...) El amor a Dios es también un viaje misterioso, es decir, uno no lo emprende si Dios no toma la iniciativa primero (...)” Esta es una frase que me pone a pensar, dicha por Juan Pablo I, fue como su despedida de este mundo; y pienso en la pregunta con la que inicié estas líneas. Afirmo que SÍ SE PUEDE AMAR A DIOS A PESAR DE LA ADVERSIDAD, es ese amor a Dios el que nos debe sostener; debemos no solo confiar y creer en Dios, sino CREERLE A DIOS para que Él comience a emprender el camino, tome esa iniciativa de la que nos habla el Papa de la Sonrisa, para que nosotros emprendamos también ese camino que nos va a ayudar en nuestros diversos problemas y necesidades. Habrá cosas que no entenderás por qué pasaron, como el no ingresar a alguna escuela, a algún trabajo, la muerte de alguien querido por ti; es doloroso, lo sé, pero esos eventos puedes usarlo para que hagas una labor en beneficio de los demás que quizá no habrías hecho. ¡Cuántas organizaciones nacieron bajo la inspiración de alguien que sufre, de alguien que murió o alguien que necesitaba algo! Piensa esto, si Dios no hubiera puesto a alguien enfermo en el camino de la Madre Teresa, ¿hubiera hecho lo que hizo? Ella es otro ejemplo de amar a Dios en las adversidades, de correr con el corazón hacia su objeto amado, porque aprendió a verlo en los necesitados.

Hagamos lo que podemos hacer, no sólo lo que queremos, y al más no poder, entregarnos a Él y pedirle que actúe en nosotros, ya que hará lo que es mejor para nosotros y nunca dejar de amarlo, como cuando amamos a nuestra pareja y sonreír siempre, porque el amor nos causa alegría y por consecuencia sonreímos. Cuando le preguntaron a Juan Pablo I por qué siempre sonreía, a pesar de lo mal que estaban eso tiempos, respondió “Nuestra fe es alegría, así que sonreír es un testimonio de fe”

Para entender un poco más de la vida de Albino Luciani, hay una película realizada en 2006 que se llama “La Sonrisa de Dios” la recomiendo ampliamente. En la entrada No. 100 de este blog puse algunos fragmentos, puedes buscarla también en la barra de la derecha de este blog o en youtube.

Comentarios: paroledicoraggio@gmail.com

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