diciembre 24, 2007

I STILL HAVEN'T FOUND WHAT I'M LOOKING FOR: U2

En este video deseo expresar parte de mi sentir, es como mi hinmo, y aunque no lo reconozcamos, parte del sentir de todos. Escucha la canción y sabrás por qué te lo digo. He puesto un video subtitulado en español por si el inglés no es tu fuerte.

Esta canción ha sido interpretada por U2 en diversas ocasiones, una de ellas en una iglesia con ayuda del coro. Estoy por subir ese video, esperalo. O búscalo en el menú del video.
Espero sus comentarios.

diciembre 15, 2007

CONFESIONARIOS MODERNOS.

Con el avance de la tecnología, este es un ejemplo de cómo serán en un futuro los confesionarios católicos, cómo ven?

diciembre 11, 2007

LA GUADALUPANA: APARICIONES


Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a clase de catecismo y a la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó que le llamaban de arriba del cerro diciendo: "Juanito, Juan Dieguito".
Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?... sabe y ten entendido, tú el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive; del Creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen; oír allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores.

Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve al palacio del obispo de México y le dirás cómo yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo, que aquí en el llano me edifique un templo: le contarás puntualmente cuanto has visto y admirado y lo que has oído... Hijo mío el más pequeño; anda y pon todo tu esfuerzo"

Él se arrodilló y le dijo: "Señora mía, ya voy a cumplir tu mandado; por ahora me despido de ti, yo tu humilde siervo". Y se fue de prisa a la ciudad y camino al Palacio del Obispo, que era Fray Juan de Zumárraga, religioso franciscano.

Cuando el Obispo oyó lo que le decía el indiecito Juan Diego, no le creyó. Solamente le dijo: "Otro vez vendrás, hijo mío y te oiré más despacio, lo veré muy desde el principio y pensaré en la voluntad y deseo con que has venido".

Juan Diego se volvió muy triste porque no había logrado que se realizara su mensaje. Se fue derecho a la cumbre del cerro y encontró allí a la Señora del Cielo que le estaba aguardando. Al verla se arrodilló delante de Ella y le dijo: "Señora, la más pequeñas de mis hijas, Niña mía, fui a donde me enviaste a cumplir tu mandado; aunque con dificultad entré a done es el asiento del prelado; le vi y expuse tu mensaje, así como me advertiste; me recibió benignamente y me oyó con atención; pero en cuanto me respondió, pareció que no la tuvo por cierto... Comprendí perfectamente en la manera que me respondió, que piensa que es quizás invención mía que Tú quieres que aquí te hagan un templo y que acaso no es de orden tuya; por lo cual, te ruego encarecidamente, Señora y Niña mía, que a alguno de los principales, conocido, respetado y estimado le encargues que lleve tu mensaje para que le crean porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda, y Tú, Niña mía, la más pequeña de mis hijas, Señora, me envías a un lugar por donde no ando y donde no paro."
Ella le respondió: "Oye, hijo mío el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros, a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad; pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y que con tu mediación se cumpla mi voluntad. Mucho te ruego, hijo mío el más pequeño, y con rigor te mando, que otra vez vayas mañana a ver al obispo. Dale parte en mi nombre y hazle saber por enero mi voluntad, que tiene que poner por obra el templo que le pido."

Pero al día siguiente el obispo tampoco le creyó a Juan Diego y le dijo que era necesaria alguna señal maravillosa para creer que era cierto que lo enviaba la misma Señora del Cielo. Y lo despidió.

El lunes, Juan Diego no volvió al sitio donde se le aparecía nuestra Señora porque su tío Bernardino se puso muy grave y le rogó que fuera a la capital y le llevara un sacerdote para confesarse. Él dio la vuelta por otro lado del Tepeyac para que no lo detuviera la Señora del Cielo, y así poder llegar más pronto a la capital. Mas Ella le salió al encuentro en el camino por donde iba y le dijo: “Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella: está seguro que ya sanó... Sube, hijo mío el más pequeño, a la cumbre del cerrillo, allí donde me viste y te di órdenes, hallarás que hay diferentes flores; córtalas, júntalas, recógelas; en seguida baja y tráelas a mi presencia.”
Juan Diego subió a la cumbre del cerro y se asombró muchísimo al ver tantas y exquisitas rosas de Castilla, siendo aquel un tiempo de mucho hielo en el que no aparece rosa alguna por allí, y menos en esos pedregales. Llenó su poncho o larga ruana blanca con todas aquellas bellísimas rosas y se presentó a la Señora del Cielo.

Ella le dijo: “Hijo mío el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo. Le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla: Tú eres mi embajador, muy digno de confianza. Rigurosamente te ordeno que sólo delante del obispo despliegues tu manta y descubras lo que llevas. Contarás bien todo; dirás que te mandé subir a la cumbre del cerrillo que fueras a cortar flores; y todo lo que viste y admiraste; para que puedas inducir al prelado a que te dé su ayuda, con objeto de que se haga y erija el templo que he pedido.”

Juan Diego se puso en camino, ya contento y seguro de salir bien. Al llegar a la presencia del Obispo le dijo: “Señor, hice lo que me ordenaste, que fuera a decir a mi Ama, la Señora del Cielo, Santa María, preciosa Madre de Dios, que pedías una señal para poder creerme que le has de hacer el templo donde ella te pide que lo erijas; y además le dije que yo te había dado mi palabra de traerte alguna señal y prueba, que me encargaste, de su voluntad.

Condescendió a tu recado y acogió benignamente lo que pides, alguna señal y prueba para que se cumpla su voluntad. Hoy muy temprano me mandó que otra vez viniera a verte; le pedí la señal para que me creyeras, según me había dicho que me la daría; y al punto lo cumplió: me despachó a la cumbre del cerrillo, donde antes yo la viera, a que fuese a cortar varias rosas de Castilla (...). Ella me dijo por qué te las había de entregar; y así lo hago, para que en ellas veas la señal que pides y cumplas su voluntad; y también para que aparezca la verdad de mi palabra y de mi mensaje. He las aquí: recíbelas”.

Desenvolvió luego su blanca manta, y así que se esparcieron por el suelo todas las diferentes rosas de Castilla, se dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la Virgen María, Madre de Dios, tal cual se venera hoy en el templo de Guadalupe en Tepeyac. Luego que la vieron, el Obispo y todos los que allí estaban, se arrodillaron llenos de admiración. El prelado desató del cuello de Juan Diego la manta en que se dibujó y apareció la Señora del Cielo y la llevó con gran devoción al altar de su capilla. Con lágrimas de tristeza oró y pidió perdón por no haber aceptado antes el mandato de la Virgen.

La ciudad entera se conmovió, y venían a ver y admirar la devota imagen y a hacerle oración; y le pusieron por nombre la Virgen de Guadalupe, según el deseo de Nuestra Señora. Juan Diego pidió permiso para ir a ver a su tío Bernardino, que estaba muy grave. El Obispo le envió un grupo de personas para acompañarlo. Al llegar vieron a su tío estaba muy contento y que nada le dolía. Y vinieron a saber que había quedado instantáneamente curado en el momento en que la Santísima Virgen dijo a Juan Diego: "No te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella: está seguro de que ya sanó".

El Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la santa imagen de la amada Señora del Cielo. La ciudad entera desfilaba para admirar y venerar la Sagrada Imagen, maravillados todos de que hubiera aparecido por milagro divino; porque ninguna persona de este mundo pintó su preciosa imagen.

diciembre 09, 2007

ORACIONES A SAN JUAN DIEGO CUAUHTLATOATZIN.



Gracias por el mensaje evangelizador que con humildad nos has entregado.
Tus nos recuerdas que la V. Santísima de Guadalupe es la Madre del Verdadero Dios por quien se vive y es la portadora de Jesucristo que nos da el Espíritu Santo, que vivifica a la Iglesia.
Tu nos recuerdas que Santa María de Guadalupe es también nuestra Madre amorosa y compasiva.
Gracias al obediente cumplimiento de tu misión, sabemos que Santa María de Guadalupe nos ha colocado en su corazón.
Gracias Juan Diego por este mensaje que nos fortifica en la Paz, en la Unidad y en el Amor de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Oración a Juan Diego (2)

San Juan Diego, estrella maravillosa de Dios.
Santidad comprobada desde tu nacimiento, modelo insigne de humildad y pureza, rectitud y sencillez marcaron tu vida.
La inocencia fue tu estandarte, y tanta y tan bella es tu alma que la más blanca y celestial doncella, nuestra Madre siempre Santa te escogió para dar al mundo Su hermosísima imagen.
Hoy te suplico me concedas por su intercesión de Jesucristo Nuestro Señor la gracia de la santidad para mí y para toda mi familia la raza humana.
Ruega por nosotros San Juan Diego Para que seamos sanados, salvados y liberados del maligno y de todas sus amenazas y persecuciones, para que seamos programados por el Espíritu Santo, y alcancemos salud del alma, de la mente y del cuerpo, progreso material y espiritual; y que al final de esta vida seamos dignos por tu intercesión de la Patria Celestial.
Amén.

San Juan Diego intercede por nosotros.
Santa María de Guadalupe ruega al Señor Jesús por nosotros.
Tres credos a Nuestra Señora de Guadalupe en honor y por todas las intenciones de San Juan Diego.

diciembre 06, 2007

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA.


La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde su concepción.

La Concepción: Es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres. La concepción es el momento en que comienza la vida humana.

El 8 de diciembre de 1854 el Sumo Pontífice, Pío Nono, después de recibir peticiones de todos los obispos y Universidades Católicas de todo el mundo para que lo hiciera, se reunió en la iglesia más grande y más bella del mundo, la Basílica de San Pedro en Roma, con más de 200 prelados, cardenales, arzobispos, obispos, embajadores y miles y miles de fieles católicos, y en medio de la emoción general declaró solemnemente en su bula Ineffabilis Deus.


"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

Se hizo esta declaración en presencia de 200 prelados, cardenales, arzobispos, obispos, embajadores y miles y miles de fieles católicos, y en medio de la emoción general las campanas de las 300 torres de Roma se echaron a vuelo. Palomas mensajeras salieron en todas las direcciones llevando la gran noticia, y en los 400,000 templos católicos del mundo se celebraron grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Unas monjitas le preguntaron al gran Pontífice Pío Nono: "Santo Padre: ¿qué sintió Su Santidad en el momento en que proclamó el Dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 1854? Porque le veíamos como transformado y con el rostro iluminado".

Y el Santo Pontífice respondió:

"En el momento en que declaré que la doctrina que enseña que la Virgen María fue concebida sin pecado original, es un dogma de fe, sentí un conocimiento tan claro y tan grande de la incomparable pureza de la Virgen María que nadie podría describir; mi alma quedó llena de alegrías nunca sentidas. Reunid todas las grandes alegrías de vuestra vida: las del día de la Primera Comunión, las del día de Toma de Hábito y del día de la Profesión, las de Bodas de Plata, etc., etc., y tendréis una pequeña idea de lo que mi alma sintió en aquella fecha memorable".

Hace muchos siglos en una gran reunión de sabios, el doctor más famoso de ese tiempo, Dun Scotto, probó que María sí es Inmaculada, o sea sin mancha del pecado original.

Lo probó con este famoso argumento:

1º. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? Todos respondieron: Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.

2º. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original? Todos respondieron: Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.

3º. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace? Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.

Entonces Scotto exclamó:

Luego 1º. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.
2º. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha: 3º. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.

Todos aplaudieron y aceptaron esta verdad.

Dicen que este argumento o prueba se le ocurrió al sabio Scotto, al pasar por frente de una estatua de la Virgen y decirle: "Oh Virgen Sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti"(dignare me laudare te: Virgo Sacrata).

En torno a las ideas de Escoto se suscitó una gran controversia. Después de que el Papa Sixto IV aprobara, en 1477, la misa de la Concepción, esa doctrina fue cada vez más aceptada en las escuelas teológicas. El Papa Sixto IV, en 1483, casi 4 siglos antes del dogma, había extendido la fiesta de la Concepción Inmaculada de María a toda la Iglesia de Occidente.

diciembre 02, 2007

COMO LOS MÁRTIRES / HIMNO DE BEATIFICACIÓN DE LOS MÁRTIRES DE ESPAÑA DEL SIGLO XX

"Atraí­dos por el ejemplo de Jesús y sostenidos por su amor, muchos cristianos, ya en los orígenes de la Iglesia, testimoniaron su fe con el derramamiento de su sangre. Tras los primeros mártires han seguido otros a lo largo de los siglos hasta nuestros dí­as"
Benedicto XVI

El martirio es el signo más auténtico de la Iglesia de Jesucristo: una Iglesia formada por hombres, frágiles y pecadores, pero que saben dar testimonio de su fe vigorosa y de su amor incondicional a Jesucristo, anteponiéndolo incluso a la propia vida. Dado que los mártires son personas de todos los ámbitos sociales, que han pasado su existencia haciendo el bien y que han sufrido y han muerto renunciando a salvar su vida y perdonando a quienes los maltratan, nos sitúan ante una realidad que supera lo humano y que nos invita a reconocer la fuerza y la gracia de Dios actuando en la debilidad de la historia humana. BEATIFICACIÓN DE 498 MÁRTIRES DEL SIGLO XX EN ESPAÑA (Roma, 28 de octubre de 2007)