febrero 21, 2010

EL AMOR EN ESTOS TIEMPOS.

En estos tiempos se dice que el amor ya se murió, que es un cuento de los abuelitos, que ahora lo que importa es únicamente la satisfacción de necesidades y que si el amor existe, pronto se pasa. Este es un pensamiento que podría reflejar una realidad, pero no precisamente debe ser así. No me refiero a que estos pensamientos no sean tomados en cuenta y finjamos que no existen, sino que éstos los cambiemos para bien.

Si tenemos una relación de pareja en la actualidad, ya sea noviazgo o matrimonio, busquemos amar al otro, sin esperar nada a cambio y el otro debe hacer lo mismo. El amor en pareja es algo que, aunque suene trillado, debe cultivarse día con día, no basta con un “te amo” de vez en cuando, sino decirlo y sentirlo más seguido. Este amor de pareja puede ser demostrado con unas palabras dulces, un abrazo, un simple beso. No se requieren hacer compras extravagantes. Recordemos lo que nos unió al otro, qué parte de nuestra imperfección humana nos hizo fijarnos y comprometernos.

El amor hacia el prójimo es una de las más grandes herencias que dejó Cristo, lo que demostró hasta el extremo, al dar su vida por la salvación de la humanidad. Muchas y muchos santos conocidos y desconocidos han querido asemejarse a Cristo en cuanto al amor, amando hasta lo más posible, dando inclusive su vida, su empeño, todo lo que poseían para cumplir y perpetuar esta herencia y hacer de este valor algo tangible. Tardaríamos bastante tiempo en mencionar a todas y todos aquellos que, con el amor, han hecho maravillas, han dado esperanza y una ilusión a quienes no tenían nada. Busquemos y tomemos su ejemplo para emprender esta gran tarea y gozar de esta herencia, que tanta satisfacciones trae consigo.


El amor no ha muerto, ni morirá, si trabajamos por él y en él, dejemos a un lado las superficialidades, creamos en el amor, es posible y demos testimonio de ello, ya sea con nuestra pareja, familia, amigos, compañeros y el prójimo, y recordar, como nos dice San Pablo, “Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor” (1 Corintios 13, 13)

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