julio 26, 2009

LO QUE HAY QUE HACER EN UN APOSTOLADO

La Iglesia es rica en apostolados, en grupos que se dedican a ayudar a la predicación del Evangelio de distintas formas; hay unos, por ejemplo, que su misión es llevar la Palabra de Dios en la sociedad, otros se dedican a la contemplación y la oración, otros a la ayuda a los más necesitados. Independientemente del apostolado que sea, se deben tomar ciertas consideraciones especiales que son importantes para que el apostolado rinda cada vez más frutos.

Lo primero que debe considerarse es que, independientemente del apostolado que se practique, es entender que es un servicio que se brinda hacia Dios, no deberá buscarse el lucimiento personal, o el querer quedar bien, o el tener una proyección para que todos digan que X persona hace un apostolado.

Se debe considerarse un servicio ya que es un regalo que Dios da a quienes son capaces, ya que no exige ni confía cosas que no se puedan llegar a cumplir, por eso debe aceptarse como tal, como algo que fue confiado y que se pedirá cuentas por lo que se hizo con ese regalo.

También no debe olvidarse que en un apostolado todos los que colaboran en él son importantes, y no deben tratarse con distinción, ya que todos son hermanos. Ninguno es más que el otro, y todos deben no solo colaborar de manera equitativa, sino opinar de manera igual. Si una cosa beneficia a unos, deberá hacerlo a otros, y si afecta a unos, afecta a todos.

Esto último es algo que debe tenerse a una mayor consideración, ya que es lo que, en algunas organizaciones, cuesta más trabajo. Como en todos los organismos, hay personas que son más afines y otras que no tanto, pero cuando se está en apostolados o “grupos” como algunos los llaman, esto no debe existir. No debe ni puede llamarse una persona cristiano y que realiza apostolado a beneficio del Señor y de sus hermanos, cuando propicia la separación, cuando sólo exige y busca la colaboración económica.
Lamentablemente es algo con lo que tenemos los seres humanos, pero al estar en un apostolado, debemos hacer a un lado nuestros prejuicios, si nos caen bien o mal, simplemente debemos pensar en la meta, que es Cristo, y no en quedar bien ante otras personas, como suele ocurrir. El apostolado es un regalo hermoso, sin importar el tipo, y debemos aprovecharlo y saber ejercerlo con amor, con paz y solidaridad para con nuestros hermanos de grupo y de otros grupos, debemos olvidar las envidias, las competencias y trabajar por el Evangelio, pensar y creer que, como nos dice San Pablo “Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos “ (Efesios 4, 5-6).

No hay comentarios: