abril 08, 2009

CON LOS BRAZOS ABIERTOS

Esta reflexión a propósito de la Semana Santa:

Desde hace casi 2000 años, Tú, el Señor de los Tiempos, nos esperas desde una Cruz, pagando una culpa de la cual no tenías responsabilidad, pero que aceptaste por amor. La imagen que contemplamos de Ti es una imagen de dolor, de un hombre herido, humillado, condenado como el peor de los criminales, cuando tu único delito fue lo que nos dejaste como un nuevo mandamiento “ámense los unos a los otros como Yo los he amado”; pero dentro de esta imagen, Tu estás con los brazos abiertos, como queriendo acoger a todos los que acudimos en busca de un consuelo, de refugio, de ayuda cuando tenemos algún problema.


Con esos brazos abiertos, nos aceptas tal cual somos, sin importar lo que hayamos hecho con nuestras vidas, con cada día que nos obsequias. Tú, al ser amor, estas allí para perdonarnos, esperando siempre que hagamos lo correcto, lo que Tú nos has enseñado. Y si no hemos hecho lo mejor, permites que nos demos cuenta de esa situación y nos das una nueva oportunidad, sin importar el número de ésta.

Hay ocasiones en que nos sentimos solos, sin apoyo, que las cosas no salen bien, o como lo esperamos, como en estos tiempos de gran incertidumbre, donde no sabemos qué será de nosotros el día de mañana, si tendremos empleo, si podremos cubrir nuestras necesidades básicas, entre otras cuestiones; pero Tú, Señor, desde el suplicio de la Cruz, nos acoges, nos das el mensaje de que siempre estarás allí, no olvidándote de nosotros; y que debemos confiar en Ti, porque todo está orquestado con el fin de que aprendamos algo, y que Tus tiempos no son los nuestros, por lo que si en algunas ocasiones deseamos hacer algo y no se realiza, es porque en Tu pensamiento todavía no está contemplado.

Desde la Cruz, Señor, estás con nosotros, con los brazos abiertos, y esperas nuestros corazones, nuestras almas, nuestro ser, siempre dispuesto a decirnos que todo estará bien, que efectivamente hay problemas, pero que tenemos que aprender de cada paso, de cada situación de la vida, y sacar lo mejor para poder madurar para así tomar el camino que nos acerque cada día más a la Patria Celestial.


Tú estas allí, con los brazos abiertos, esperándonos a que nos decidamos a caminar hacia Ti. ¿ Nos pides algo a cambio? No, por supuesto que no, porque Tu Amor es incondicional, Tu entrega es simple, solamente deseas que actuemos como hermanos con otros, que nos apoyemos los unos con los otros y veamos que son más las igualdades que las diferencias, que debemos perdonar a nuestros amigos, vecinos, compañeros, cuando ha ocurrido una ofensa, porque así Tú lo haces con nosotros, que debemos ser más sencillos, más humildes y reconocer nuestras metidas de pata, y aceptarlas para así, poder arrepentirnos, confesarnos y poder recibir el perdón de las faltas cometidas, ya que Tú nos has perdonado desde antes.

Este es el momento en que debemos caminar hacia Ti, y ponernos en Tus Manos, dejar que fluya la comunicación entre Tú y nosotros, muéstranos Tu Voluntad y acógenos con Tus brazos, recibe nuestra ofrenda, que no es nada en comparación con lo que nos das, ya que nosotros muchas veces sólo damos problemas, por los cuales debemos agradecer Tu bondad y paciencia para con nosotros; y quédate con nosotros siempre y en cada momento de nuestra vida, en nuestros corazones, en nuestras almas, en nuestras casas, en nuestros lugares, con todos aquellos a los que queremos, y enséñanos a verte en cada ser humano, para así poder acercarnos más a Ti.



Comentarios: paroledicoraggio@gmail.com

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