octubre 09, 2008

¿PARA QUÉ PREPARARSE?


Es una pregunta que todos en algún momento de la vida nos hacemos, pero en todos nosotros está la respuesta y cada uno de nosotros tiene una motivación para ello.

Alguna vez he tenido ganas de dejarlo todo, ya que, aparentemente no tienen sentido las cosas, y para ejemplificar contaré una historia: en mayo pasado tuve un examen al que todo el grupo le temía, ¿por qué? cada uno tenía sus razones; pero me ocurrió algo que me motivó a esforzarme en esa ocasión, y lograr superar la prueba, y fue el mensaje de Juan Pablo I, el Papa de la Sonrisa, a quien tengo una gran admiración porque enfrentó a un mundo cada vez más exigente, distinto, lleno de cambios (y además enfrentó a una curia muy conservadora, algunos dicen que ese enfrentamiento le costó la vida, yo no tomaré postura); pero lo que puedo afirmar, es que esa sonrisa tranquilizó al mundo y le hizo confiar en un Dios que cada vez era un mito. Creo que nos falta una nueva sonrisa... pero bueno eso lo comentaré en otra entrada.

Ahora transcribo ese mensaje que me ayudó y me puso a pensar en lo que yo hacía en ese momento y lo que haré ahora. Este mensaje fue dicho hace 30 años, el 17 de septiembre de 1978, por el Papa Luciani y dice así:

"Pero mi saludo más afectuoso va a los alumnos de enseñanza media, sobre todo a los de cursos superiores. Estos no tienen sólo los problemas inmediatos del estudio, sino también en lontananza los que se plantean una vez terminados los estudios. En Italia, a igual que en las otras naciones del mundo, hoy en día, las puertas se abren de par en par para los que quieren entrar en los centros de estudios medios y universitarios; pero una vez que han conseguido el diploma o el doctorado y salen de los centros de enseñanza, hay sólo posibilidades pequeñas, pequeñísimas, no encuentran trabajo y no pueden casarse. Son problemas que la sociedad de hoy debe estudiar seriamente y tratar de resolver. También el Papa ha sido alumno de estos centros: escuela, liceo y universidad. Pero yo pensaba sólo en la juventud y en la parroquia. Nadie vino a decirme: «Tú llegarás a Papa» ¡Ay si me lo hubieran dicho! Si me lo hubieran dicho, habría estudiado más, me habría preparado. En cambio ahora soy viejo, ya no hay tiempo.

Pero vosotros, jóvenes queridos, que estudiáis, vosotros sois realmente jóvenes, vosotros tenéis tiempo para ello, tenéis la juventud, la salud, la memoria, la inteligencia: afanaos por sacar provecho de todas estas cosas. De vuestros centros de enseñanza saldrán los dirigentes del mañana; muchos de vosotros llegaréis a ser ministros, diputados, senadores, alcaldes, asesores, o bien ingenieros, médicos; ocuparéis puestos en la sociedad. Y hoy el que ocupa un puesto debe ser competente, hay que prepararse. El general Wellington, el que venció a Napoleón, quiso volver a Inglaterra a ver la academia militar donde había estudiado y se había preparado; y dijo a los cadetes: «Mirad, aquí se ganó la batalla de Waterloo». Lo mismo os digo a vosotros, queridos jóvenes: se os presentarán batallas en la vida a los 30, 40, 50 años, pero si queréis vencerlas, ahora es cuando hay que comenzar, ahora hay que prepararse y ahora hay que ser constantes en el estudio y en las clases. Roguemos al Señor que ayude a los profesores, a los estudiantes y también a las familias que miran la enseñanza con el mismo interés e igual preocupación que el Papa."

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